martes, 1 de diciembre de 2015

INTELIGENCIAS MÚLTIPLES. IMPLICACIONES EN LA EDUCACIÓN

     ¿Es el tema de las Inteligencias Múltiples una moda? ¿Tiene alguna utilidad en las aulas? ¿Y para los padres? ¿Qué hay que saber?
     Creemos que, como tantas otras aportaciones de la Psicología y la Neurociencia, es una teoría que merece la pena tener en cuenta. ¿Por qué? Porque, entre otras cosas, parte de la diferencia, que e intrínseca a cada persona; del respeto a esa diferencia; de la igualdad de consideración a cada persona diferente, y los resultados son la motivación y, por ende, el aprendizaje más efectivo
     ¿Cómo hacemos? Podemos empezar por entender a qué nos referimos cuando hablamos de Inteligencias Múltiples y seguir unas sencillas pautas lógicas.

DEFINICIÓN DE INTELIGENCIA PARA HOWARD GARDNER

     “Una inteligencia implica la habilidad necesaria para resolver problemas o para elaborar productos que son de importancia en un contexto cultural o en una comunidad determinada.”
     De ahí se deduce que “la competencia cognitiva del hombre queda mejor descrita en términos de un conjunto de habilidades, talentos o capacidades mentales que denominaremos «inteligencias»”. 

     “Todos los individuos normales poseen cada una de estas capacidades en un cierto grado; los individuos difieren en el grado de capacidad y en la naturaleza de la combinación de estas capacidades”.
     Así pues, cada ser es único y puede y debe desarrollar sus mejores talentos; pero también, determinar las debilidades nos puede ayudar a tomar medidas para compensarlas.
   

     INTELIGENCIAS:

1.      Inteligencia musical
2.      Inteligencia cinético-corporal
3.      Inteligencia lógico-matemática
4.      Inteligencia lingüística
5.      Inteligencia espacial
6.      Inteligencia interpersonal
7.      Inteligencia intrapersonal

     A las que se añade 

8. Inteligencia naturalista

IMPLICACIONES

*      Cada inteligencia es un potencial biológico en bruto.
*      Cada inteligencia puede subdividirse o puede ajustarse la lista si se describen capacidades que cumplan los requisitos para ser consideradas como tales.
*      Las inteligencias trabajan juntas para resolver problemas y para alcanzar diversos fines culturales: vocaciones, aficiones y similares. De hecho, algunas investigaciones (Proyecto Spectrum) demuestran que la ventaja de un individuo en un área se puede utilizar para mejorar los resultados en otra.
*      No todo el mundo tiene los mismos intereses ni aprende de la misma manera, por tanto:
o   Hay que individualizar la educación, lo que se enseña, puesto que en nuestros días nadie puede aprender todo lo que hay para aprender.
o   Lo que consideremos lo suficientemente importante para que lo aprenda todo el mundo, debe enseñarse de formas diversas para que llegue a todos.
*      La educación debería tener como objetivo desarrollar las inteligencias y ayudar a la gente a alcanzar los fines vocacionales y aficiones que se adecuen a su particular espectro de inteligencias.
*      El Proyecto Spectrum también ha demostrado que los niños muestran modos de trabajar positivos —motivado, confiado, concentrado— en sus áreas fuertes, mientras que los resultados flojos se caracterizan por modos del tipo “distraído”, “impulsivo” o “reticente”. 
*   Igualmente, ese Proyecto, hace ver que los niños con más puntos débiles muestran menos actitudes tentativas o experimentadoras.
* Al sentirse confiados en las tareas para las que tienen mejores aptitudes, los alumnos consiguen mejorar su autoestima y sentirse más motivados para seguir aprendiendo. Además, podemos mostrarles cómo utilizar esas aptitudes o la concentración que alcanzan en aquellas áreas en las que encuentren alguna dificultad.

Conozcamos a nuestros alumnos, a nuestros hijos y veamos cómo podemos ayudarles a encontrar su camino y a dar lo mejor de sí mismos.

domingo, 22 de noviembre de 2015

CÓMO TRABAJAR LA METACOGNICIÓN DEL ESTUDIANTE

    En el camino hacia la autonomía del estudiante, algunos de los pasos que tiene que dar están ligados a la metacognición, a saber: la capacidad de autorregular el aprendizaje.
     El profesor Carles Dorado de la Universidad Autónoma de Barcelona en el artículo "Aprender a aprender. Estrategias y técnicas" explica que la metacognición implica dos dimensiones:
  1. Conocimiento sobre la propia cognición, es decir, tomar conciencia del funcionamiento de nuestra manera de aprender y comprender los factores que explican nuestros resultados positivos o negativos.
  2. Regulación y control de las actividades que el alumno realiza durante su aprendizaje (planificación, control del proceso intelectual y evaluación de resultados).
     También expone que en el niño surge antes la regulación y el control ejecutivo porque están relacionados con la situación y la actividad concreta. Tanto en esta tarea como en la toma de conciencia más abstracta sobre las fortalezas, limitaciones, estilo de aprendizaje, etc., es el docente el que puede ayudar al alumno a reconocerse (Brunner lo denomina "préstamo de conciencia").
     Las técnicas del coaching educativo son especialmente adecuadas para favorecer esta metacognición puesto que se basan en las preguntas que hacen que sea el propio alumno el que encuentre la manera de hacer las cosas, que aprenda de sus errores, que modifique su estrategia cuando sea necesario y que se mantenga motivado para conseguir terminar la tarea de una manera adecuada.
     En este sentido, podemos hacerles preguntas sobre el conocimiento, el proceso, preguntas precisas o abiertas, encaminadas a elegir estrategias alternativas, que obliguen a razonar, a comprobar hipótesis, a generalizar, cuestiones para estimular la reflexión y controlar la impulsividad o sobre actitudes. Un nutrido ejemplo de preguntas concretas lo podéis encontrar en Wiki en clave de TIC. Aquí solo extraemos algunas:
  • ¿Qué conozco del tema? ¿Cómo puedo relacionar esta información?
  • ¿Qué pasos debo seguir para...? ¿En qué parte requerí más tiempo? ¿Qué estrategias he utilizado para resolverlo?
  • ¿Hay otras maneras de resolverlo? ¿Puedes discutir la respuesta con un compañero? ¿Es lógico lo que afirmas?
  • ¿Qué sucedería si en lugar de este dato utilizaras este otro? ¿Quieres volver a probar?
  • ¿Qué criterios hemos utilizado para...? ¿Qué hacemos cuando (definimos, clasificamos, comparamos...)?
  • ¿Quieres repetir lo que has dicho? ¿A qué se debió tu equivocación?
  • ¿En qué soy sistemático? ¿Cuánto interés tengo en la tarea? ¿Colaboro? ¿Cómo puedo superarme?
     Desde este blog, queremos simplificar un poco la tarea y ofreceros una imagen para que podáis trabajar desde clase o desde casa


     Debemos desarrollar cada uno de los pasos con nuestros alumnos. Como sugerencia, se puede vincular a un trabajo o tema concreto e ir desglosando cada etapa:
  • La planificación tiene que ver con lo que sabemos del tema, el tiempo que vamos a dedicar a cada aspecto, cómo vamos a repartir los apartados...
  • Actuar implica ponerse a trabajar: dirigir la atención, buscar, seleccionar información, hacerla propia, relacionarla...
  • Se tiene que conseguir la constancia y, para ello, se puede dividir el trabajo en submetas, ver en qué se puede mejorar, modificar las estrategias que no funcionen o prever dificultades que llegarán.
  • Para evaluar hay que ser consciente de si el trabajo que se está haciendo cumple con el propósito que tiene; ello implica que se pueda relacionar la información nueva con la que ya tenemos, almacenar el conocimiento y utilizar las estrategias aprendidas en otros contextos.
     ¿Qué conseguimos con esto? Estudiantes más autónomos, seguros, responsables y creativos. Con ello favorecemos la experimentación de emociones positivas que revierten en la motivación para nuevos aprendizajes, además del conocimiento de las técnicas y estrategias con las que lo van a conseguir.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

GAMIFICACIÓN

    En otras entradas ya hemos mencionado la gamificación o ludificación como recurso motivador en el aula ("¿Qué hacemos los primeros días de clase?"). Ahora queremos ir un poco más allá con algunas consideraciones, indicaciones y ejemplos que os puedan servir para ponerla en práctica.
     No se trata de añadir trabajo para el profesor, más bien al contrario, con la gamificación los que más trabajan son los alumnos y, además, contentos. Tampoco se trata de quitar horas al temario que tenemos que impartir, sino que el objetivo es que aprendan ese temario que tenemos programado. Ni siquiera hay que ser un experto en nuevas tecnologías, porque lo podemos hacer tan tecnológico como queramos o podamos, acorde a nuestros conocimientos o recursos en el centro en el que trabajemos ¿Os apuntáis?

     RECURSOS PARA GAMIFICAR EL AULA

     Lo primero que debemos hacer para que este recurso sea realmente útil es plantearnos qué objetivos queremos conseguir, cuándo lo vamos a llevar a cabo, de qué material disponemos, si solo vamos a trabajar una unidad un bloque o pretendemos que todo el curso siga esta pauta. Además, tenemos que contar con los alumnos a los que nos dirigimos para adecuar el juego a la edad y para que ellos participen en su creación.
     En la siguiente infografía que aparece en www.aulaplaneta.com observamos el proceso completo:

     Si disponemos de recursos tecnológicos en el aula o centro en que trabajamos, existen varias plataformas de las que nos podemos servir para crear nuestros propios juegos en clase con los alumnos. En este enlace de Canal TIC se ofrecen algunas de ellas.
     Si, por el contrario, nuestra aula no dispone de material tecnológico, no tenemos que renunciar a jugar en ella, solo se trata de ser un poco más creativos e implicar a los alumnos en la aportación de ideas. Fomentaremos su imaginación, cosa que no les falta, y su responsabilidad, por lo que se implicarán más en el desarrollo de la actividad que si se la propusiéramos ya cerrada.
     Podemos crear situaciones de trabajo individual o cooperativo. Con la gamificación también podemos aprovechar para la integración de alumnos con necesidades educativas especiales y puede ser un buen momento educativo para la inclusión. Y no solo eso, sino que se pueden aprovechar las diferentes fortalezas de cada alumno (inteligencias) para resolver diferentes partes del juego creado.

BENEFICIOS DE LA GAMIFICACIÓN DEL AULA

  • Estimula la corteza prefrontal del cerebro, por tanto, la cognición, que es tanto como decir que conseguiremos mejores mecanismos de toma de decisiones.
  • Estimula el crecimiento neuronal de la amígdala, lo que significa que se trabajan las emociones y se estimula la madurez.
  • Estimula la creatividad.
  • Mejora la capacidad de aprendizaje (a través de la estimulación de la cognición y de las emociones positivas).
  • Nos da un propósito y un dominio del tema que son dos factores de motivación.
  • Favorece la inclusión de todos los alumnos.
  • Lleva al autoconocimiento y a la reflexión.
     Jugar puede ser una manera seria de tomarse el aprendizaje.

domingo, 18 de octubre de 2015

PLANIFICACIÓN DEL ESTUDIO

     Si nuestros alumnos o hijos todavía no han confeccionado una planificación semanal para el curso, quizá ya va siendo hora de animarles a hacerlo. Ahora ya han empezado las extraescolares y ya van apareciendo los primeros parciales, controles, pruebas del trimestre que, a veces, les pillan despistados. Para evitar ir "apagando fuegos" es importante crear una buena planificación. 
     Los neurólogos (Tirapu et alii) consideran la planificación y organización de metas una de las ocho funciones ejecutivas básicas de nuestra mente. Para conseguir cualquier objetivo es fundamental tener una buena planificación. 
     VENTAJAS DE PLANIFICAR EL ESTUDIO:
  1. Se hacen explícitos los objetivos que se persiguen y se organizan, es decir, se prioriza.
  2. Se genera una rutina que aporta seguridad a los niños y adolescentes.
  3. La rutina crea hábito de estudio. Un hábito es una segunda naturaleza, por lo que las capacidades que un estudiante creía no poseer por sus características personales, se pueden adquirir a fuerza de empeñarse.
  4. Fomenta la responsabilidad y la autonomía.
  5. Cuando está bien planteada es motivadora porque no solo se reflejan en la planificación las actividades de estudio, sino también sus extraescolares o su tiempo de ocio dedicado a aquello que más les gusta. Saben que cuando acaben uno de los trabajos obligatorios-cumplan uno de sus objetivos- pueden dedicarse a lo que elijan.
  6. Plantearse objetivos y cumplirlos mejora la autoestima. Este hecho produce un efecto en espiral en el aprendizaje: cuanto más se aprende más crece la autoestima, cuanto más crece la autoestima más se aprende.
  7. Se convierten en observadores de su evolución -metacognición- y aprenden a organizarse en función de sus necesidades.
  8. Llevar al día el estudio reduce el estrés y evita bloqueos y conflictos.
  9. El estudiante se convierte en proactivo. Es capaz de anticipar los problemas que se le van a plantear y buscar soluciones.

     ¿Cómo podemos ayudar a que los estudiantes realicen una buena planificación?

  • La planificación debe ser personal e intransferible, con lo cual, cada estudiante debe realizar la suya, no la podemos hacer por ellos. Nosotros solo podemos animarlos a hacerla bien, explicarles sus ventajas, sentarnos con ellos y ayudarlos.
  • Para motivarlos a confeccionar su planificación y que no la vean como otra tarea aburrida podemos proponerles que elijan el formato que prefieran, el lugar donde la van a ubicar, si la van a adornar, si quieren que nuestra ayuda... 
  • Si ayudamos o supervisamos, no podemos intervenir demasiado puesto que ellos son los que tienen que planificarse y comprometerse con su organización y prioridades. Podemos hacer sugerencias de mejora pero han de saber que la última decisión es suya. Pueden hacer la planificación como quieran, pero han de cumplirla.
  • Se ha de tener en cuenta la edad del estudiante y el estilo de aprendizaje. Un niño de 7 años no se puede plantear pasarse cuatro horas seguidas estudiando al día, pero tampoco es realista que lo haga un estudiante de más edad con dificultades de atención, por ejemplo.
  • La planificación ha de ser flexible; si no funciona, se modifica.
  • También debe ser realista y reflejar, como ya hemos dicho, todas las tareas o actividades que no tengan que ver con el estudio propiamente dicho. Los objetivos de los estudiantes no son solamente aprobar una asignatura, sacar el curso o terminar una carrera, sino que tienen otras aficiones y facetas que han de cuidar porque les completan.
  • Si encuentran dificultades para plasmar una planificación a priori, les podemos sugerir que dejen un tiempo para "¿Qué he aprendido hoy?", "¿Qué tareas tengo que hacer?" y "¿Sobre qué me hablarán mañana?". Son espacios de tiempo básicos para repasar lo visto, hacer los ejercicios o trabajos que les han mandado en clase y hacerse una idea de lo que van a trabajar el día siguiente.
  • En cuanto a los formatos de planificación, algunos estudiantes prefieren confeccionar ellos mismos sus cuadrantes y decorarlos a su gusto, o no. 
      • Se puede utilizar un folio, papel cuadriculado, una cartulina o utilizar algún programa de ordenador.
      • Utilizar diferentes colores puede servir para distinguir actividades al primer golpe de vista.
      • También pueden optar por iconos que dibujen ellos mismos o que peguen.
      • Es interesante dejar espacio para imprevistos o colgar de la planificación un taco de notas autoadhesivas de colores para incluirlos.
      • Por supuesto, les podemos dar todo tipo de ideas que se nos ocurran como que escriban frases motivadoras o que copien citas que les gusten para aumentar el atractivo de la planificación.
      • Si el estudiante no tiene ganas de realizar este trabajo, puede comprar cuadrantes preparados o hacer una búsqueda simple en Internet e imprimirse la que más le convenga.

     Podéis tener una visión más general sobre la motivación para el estudio y el aprovechamiento del tiempo en una entrada anterior de este blog: "Así ayudamos a nuestros hijos a estudiar".
    Las posibilidades son múltiples. ¿Nos cuentas tus estrategias?

lunes, 12 de octubre de 2015

RESPONSABILIDAD

     El Diccionario de la RAE define a la persona responsable como aquella que "pone atención en lo que hace o decide". Todos los padres y docentes pretendemos conseguir que nuestros hijos y alumnos actúen de esa manera; sin embargo, a veces, no les damos ocasión y si se la damos y se equivocan o les sale mal aquello que emprendieron con responsabilidad, les reprochamos su fallo. Volvamos a la definición y observemos que no dice que aunque alguien ponga atención en lo que hace o decide, ello tenga que salir bien necesariamente. De hecho, cuando nosotros, los adultos, hacemos cosas con atención y decidimos previa reflexión, tampoco tenemos el éxito garantizado, también nos equivocamos. En esos momentos necesitamos más comprensión porque es más difícil de asumir un fallo cuando creemos que hemos hecho las cosas como debíamos y sentimos la tentación de no volver a esforzarnos.

     ¿Cuáles son las claves para que nuestros hijos y alumnos se comporten de forma responsable?

  • Autonomía. Si queremos que nuestros hijos hagan cosas por sí mismos, les tenemos que dejar hacerlas. Por supuesto, tendremos en cuenta su edad y sus capacidades. Podemos empezar con fomentar la responsabilidad con sus cosas (juguetes, material del colegio, ropa, habitación...) y hacerla extensiva a la colaboración en tareas en casa. Desde pequeños les podemos permitir que tomen pequeñas decisiones y asuman sus consecuencias naturales, así verán la importancia de prestar atención a lo que hacen y deciden. Serán responsables.
  • Confianza. Es absolutamente necesario que sepan que confiamos en ellos. Cuando les hemos explicado lo que está bien y lo que está mal es muy efectivo decirles que sabemos que elegirán correctamente porque son dignos de confianza, inteligentes y buenos. Así saben que eso es lo que esperamos de ellos y se esforzarán en seguir ese camino. Cuando fallen, les escucharemos, les explicaremos nuestro punto de vista, la necesidad de que asuman ellos las consecuencias de sus actos y nuestra confianza en que la próxima vez lo harán mejor, además de ofrecer nuestra ayuda si la necesitan. Confiarán en los adultos y en ellos mismos y serán responsables.
  • Apoyo. Nuestra presencia siempre es necesaria aunque les dejemos cierta soltura. Tanto para mayores como para pequeños es básico, también para su confianza y seguridad, saber que nosotros les apoyamos. Les explicaremos que el hecho de que les pongamos límites no significa que no los apoyemos, más bien al contrario, somos sus aliados. En la relación entre padres o docentes y niños o adolescentes, puede ocurrir que se tenga la sensación de estar compitiendo a ver quién puede más, hay que evitarla porque por no ceder pueden hacer algo que realmente no es lo que quieren hacer. Es mucho más eficaz la colaboración que el enfrentamiento. Y serán responsables.
  • Reflexión. Desde que son pequeños se puede fomentar la capacidad de reflexión a través de cuestiones. Podemos animar a que nos den ellos las soluciones a los problemas que se les presentan. Cuando se trata de ellos, sus límites, suele funcionar muy bien invitarlos a que se pongan en el lugar de quien sufre las consecuencias de lo que ellos han hecho mal (se puede utilizar un cuento o una anécdota); son frecuencia ellos son más duros que nosotros consigo mismos. Además, les enseñamos a ser empáticos y serán responsables.
  • Ejemplo. Ya hemos tratado en otra ocasión la importancia de ser un buen ejemplo para nuestros hijos o alumnos (puedes leer la entrada "Un buen ejemplo"). Ellos aprenden por imitación y muy pronto se dan cuenta de las contradicciones entre lo que les decimos y lo que nosotros hacemos. Les tenemos que explicar que no somos infalibles, pero que nos esforzamos cada día en hacer las cosas lo mejor que sabemos, que somos constantes, que asumimos las consecuencias de nuestros actos... Serán responsables.
  • Reconocimiento. La mejor manera de conseguir que nuestros hijos y alumnos repitan algo que han hecho bien es reconocérselo. En muchas ocasiones solo nos fijamos en las malas conductas, en aquello que queremos corregir. Si esa es la manera que tienen de llamar nuestra atención, repetirán las malas conductas. También los adolescentes necesitan que les alabemos y reconozcamos aquello que hacen bien, de manera que vean con claridad cuál es el camino que hay que seguir. Ellos y los que están alrededor deben tener claro que la manera de acercarse a nosotros y conseguir nuestra atención positiva es haciendo las cosas bien. Si sus buenos actos no tienen ningún reconocimiento, dejarán de hacerlos. Educaremos en positivo y serán responsables.
Areté Educación


     Espero que encontréis utilidad en estas palabras y no dejéis de comentarnos vuestra visión, experiencia o vuestras dudas.

viernes, 9 de octubre de 2015

APRENDER SIEMPRE

     ¡Feliz fin de semana a todos!
     Este es un fin de semana largo para nuestros niños y adolescentes. Algunas familias lo aprovecharán para hacer planes. ¿Por qué no integrar alguno que sea educativo? ¿Por qué no aprovechar para mostrar que lo educativo puede ser lo más divertido?
     Quizás alguno de vosotros, padres, estáis pensando en que pensar algo educativo para vuestros hijos implica un trabajo extra o que les va a parecer aburrido y no van a querer participar, pero creemos que más bien puede ser al contrario.
     Pensar actividades para los niños os puede ayudar a conectar con ellos, a tenerlos entretenidos, a divertiros con ellos y a descansar de vuestras preocupaciones. No tiene por qué ser nada complicado. Además, podéis conseguir motivarlos para sus estudios si les hacéis ver que siempre se está aprendiendo algo nuevo, que lo que les enseñan en el colegio está relacionado con la realidad, que satisface la curiosidad propia del ser humano, que ayuda a crecer personalmente y a alcanzar las metas que uno se proponga en la vida... En definitiva, conseguiréis que conecten lo que les enseñan en la escuela con lo cotidiano y, por tanto, que tengan mayor interés cuando vayan a clase y que el esfuerzo del estudio sea más gratificante.
     ¿Cómo hacemos? Ya hemos apuntado que no tiene por qué ser nada complicado. Veamos algunas ideas:
  • Si sabemos qué están trabajando en clase podemos intentar conectarlo con coherencia, pero siempre de manera divertida.
  • Si conocemos sus preferencias, podemos darles una sorpresa con una actividad que sepamos que les va a entusiasmar.
  • Tendremos en cuenta las edades de nuestros hijos para que de verdad se diviertan con lo que hagamos. De hecho, los más mayores se sentirán más implicados si toman parte en la decisión o si pueden realizarla por su cuenta.
  • Un paseo por el campo o por un parque puede ser una excusa para hacer un herbario, averiguar nombres de plantas y animales, descubrir las características del ecosistema, de los climas, hablar de ecología...
  • Ese viaje que tenéis planeado se puede conectar fácilmente con la geografía y, si hacéis alguna visita podéis leer con los chicos los folletos que cuenten la historia de un lugar y situarlos en la época.
  • Conocer personajes de los lugares que visitamos o de nuestra ciudad que sirvan de modelo a nuestros chicos también puede ser interesante. No solo hablo de estudiar la vida de un premio Nobel, sino de investigar a ese deportista, actor, pintor, músico, científico, médico... y ver cómo ha llegado a conseguir el éxito y la plenitud en su profesión con esfuerzo y tesón.
  • Visitar museos, buscar actividades dirigidas a la edad de nuestros pequeños puede ser muy enriquecedor.
  • Ir al teatro, al cine, a un concierto y comentar con ellos lo que hemos visto o escuchado.
  • Hacer deporte juntos: salir en bici, apuntarse a una carrera solidaria, montar un partido de fútbol familiar con miembros de distintas edades... Demostrar que el ejercicio físico tiene múltiples beneficios en cuerpo y mente.
  • Contar historias, inventarlas con ellos. Escribirlas, hacer un dibujo, un collage... Fomentaremos su creatividad y su gusto por la comunicación en distintos lenguajes.
  • Proponer investigaciones, retos, como si fueran juegos y acompañarlos demostrando nuestro interés y entusiasmo a partes iguales.
  • Planificar las tareas del fin de semana y preguntarles sus propuestas para su organización y realización hace que se responsabilicen, aprendan a solucionar problemas cotidianos y usen su creatividad en un sentido práctico.
  • Hacer manualidades que les sirvan para conseguir algo que quieren, hacer un regalo o para decorar un espacio propio. Invitar a que nos ayuden en una actividad de bricolaje.
  • Cocinar lo que va a comer la familia les convertirá en mejores comedores, les dará a conocer distintos ingredientes y técnicas de trabajo.
  • Contar a nuestros hijos nuestras propias experiencias, cómo aprendimos nosotros determinados conceptos, cuáles eran los libros que leímos en la escuela que realmente nos gustaron, cuáles leímos por nuestra cuenta y nos sorprendieron, qué películas nos ayudaron a entender un proceso histórico, cómo descubrimos nuestra vocación o por qué disfrutamos tanto con esa afición que tenemos. 
     Serán grandes momentos compartidos que contribuirán a crear vínculos fuertes con nuestros hijos a la vez que ellos,  no solo aprenden, sino que encuentran gusto por aprender y se motivan para otros momentos en los que el estudio les requiera un esfuerzo mayor.
     Conoceremos mejor a nuestros hijos y les podremos ayudar y acompañar durante su crecimiento de manera que potenciemos sus talentos y minimicemos el impacto de las debilidades.
     ¿Quieres compartir con nosotros lo que vais a hacer vosotros? ¿Nos cuentas qué tal te ha ido con alguna actividad con tus hijos?

jueves, 1 de octubre de 2015

UN BUEN EJEMPLO

     Hace tiempo leí en un periódico un artículo sobre educación -cuyo autor, desgraciadamente, no recuerdo- que me hizo reflexionar. El artículo venía a decir que en estas cuestiones, los agentes nos culpábamos unos a otros de las carencias de la educación en nuestro país y, de este modo, dejábamos de asumir nuestra parte de responsabilidad, cosa que, evidentemente, empeora la situación. La sociedad culpa a los profesores, a los padres y a la administración; los profesores a los padres, a la administración y a los alumnos; los padres a los profesores y a la administración; los alumnos a los profesores, a los padres y a la sociedad. 
     Educar es una tarea de todos, no olvidemos el dicho: 
para educar a un niño hace falta toda la tribu.
     Todos conformamos la sociedad en que vivimos, que elige a las personas que crean las leyes educativas y gestionan la administración. Todos acompañamos o somos padres y, unos cuantos, tenemos responsabilidades docentes directas. Todos hacemos cosas estupendas y todos nos equivocamos. Pero tenemos que reivindicar la consciencia y la coherencia en nuestros actos. 
     En una reciente ponencia del periodista Carles Capdevila, habla, entre otros y con su sentido del humor tan necesario y reconfortante, del sentido del deber. Es ese sentido el que nos hace ser un buen ejemplo.
     No se trata solo de los padres, que son una parte fundamental en la configuración de la personalidad de sus hijos, sino también del resto de la sociedad. Podemos hacer que los niños y adolescentes que están creciendo se empapen de los grandes valores que deseamos y buscamos para nuestra sociedad empezando, a veces, con acciones muy pequeñas.
     Y es que se me ha ocurrido escribir esta entrada por una de esas cosas maravillosas que ocurren en las aulas. Ayer por la mañana, al entrar en una de mis clases de 1º de ESO, me agaché a recoger un papel que había en el suelo. Acto seguido, uno de los alumnos de primera fila se apresuró a tirar a la papelera un pañuelo que había al lado de su mesa. Yo solo comenté "¡Ah! Ya veo que realmente os gusta estar en un aula limpia". Todos miraron a su alrededor y algunos recogieron los papelitos que quedaban -por supuesto, muchos comentaron que no eran suyos, a lo que respondí que más valor tenía así su acción-. No le di más importancia, de hecho, lo olvidé, hasta esta misma mañana. Nada más cruzar el umbral de la puerta, ilusionados, me han hecho notar lo limpia que tenían la clase. Me han sacado una gran sonrisa y los he felicitado encarecidamente para que el reconocimiento de su buena acción sirva de motivación para mantenerla.
     Sabemos que esto no siempre ocurre así y no tiene siempre por qué funcionar. Sin embargo, el ejemplo es un arma poderorísima que va calando de forma lenta pero segura. Cuáles son las claves para que funcione:
  • Explicar la acción que queremos que sea copiada solo si es necesario y solo en positivo, sin culpabilizar a quien todavía no ha adquirido el hábito y sin personalizar. Si alguien, especialmente los niños y los adolescentes, se sienten ridiculizados, conseguiremos el efecto contrario.
  • Repetir la acción correcta siempre. Si damos mensajes contradictorios, no surtirá ningún efecto y, además, seremos ejemplo de falta de coherencia.
  • Reconocer y recompensar a los que actúan bien y obviar las conductas erróneas o indiferentes. Algunos querrán llamar la atención por no hacer caso o por provocarnos. Llamar la atención es la meta, si lo consiguen con la "mala acción" no la modificarán.
   Todo esto no significa que no debamos decir cuando se actúa mal, o que no tengamos que aplicar otras acciones correctivas en ocasiones; no obstante, seguro que nos ayuda a todos mucho.
    Para enseñar hay que saber, para educar hay que ser.

viernes, 11 de septiembre de 2015

EDUCACIÓN INCLUSIVA

     Los docentes nos enfrentamos cada año al reto de recibir en nuestras aulas alumnos con necesidades muy diversas. A veces, lo percibimos como un problema, pero 

"atender y dar respuesta a cada alumno y alumna, este afán por respetar la diversidad, valorándola como la riqueza de nuestra aula y no como un problema, nos complica la vida a corto plazo, pero es la que le da sentido"
     Cada alumno es diferente y todos tienen sus necesidades aunque no sean denominados alumnos con necesidades educativas especiales (ACNEE o NEE). Y, además, tenemos la tarea de integrar a los que sí tienen alguna necesidad educativa especial.  En muchas ocasiones no hemos recibido la formación adecuada para atender a estos alumnos. Sin embargo, no hemos de menospreciar nuestra capacidad como educadores, debemos buscar alternativas.
     ¿Por dónde empezamos?
  1. Nos quitamos el miedo. Vamos a hacer un buen trabajo porque creemos que todos nuestros alumnos se van a beneficiar de la educación inclusiva. Va a ser un trabajo hermoso y el esfuerzo valdrá la pena. Es en el aula donde los alumnos van a aprender a entender y respetar la diversidad y el maestro va a ser un modelo y un mediador, pero también un aprendiz.
  2. Nos quitamos la presión. El docente no lo sabe todo. Buscaremos la información y los recursos que necesitemos a través de las instituciones, los padres y cualquier medio que esté a nuestro alcance. Aquí tenéis alguna propuesta, pero en Internet y en los departamentos de orientación de los centros os pueden guiar en el proceso de búsqueda y os pueden dar ideas interesantes
           Educación inclusiva
          15 recursos
          Guías

     Tenemos que ser conscientes de que la integración no consiste solo en la presencia del alumno en el aula. Para que haya verdadera integración es necesario que se produzca aprendizaje y participación.
     Habremos logrado nuestro propósito cuando los alumnos hayan alcanzado los objetivos que nos hemos propuesto para ellos y cuando ellos sean conscientes de sus avances y sus aprendizajes. Así se sentirán satisfechos y más motivados, y nosotros también.
     Será más fácil, de este modo, fomentar su participación en el aula, cosa que servirá de aprendizaje a todo el grupo. El respeto, la valoración positiva de la diferencia, la aceptación, la tolerancia y la solidaridad no serán solo conceptos, sino vivencias cotidianas.
     ¡Mucho ánimo!
      No dudes en contarnos tu experiencia. 

¿QUÉ HACEMOS LOS PRIMEROS DÍAS DE CLASE? ALGUNAS IDEAS

    En los primeros días de clase, tras las presentaciones de los tutores, alumnos, resto de profesores, las normas del centro, las de clase... cada profesor empieza con su asignatura. En los primeros días, los alumnos llegan al centro ilusionados y frescos, pero despistados. Son unos días estupendos para motivarlos, despertar su curiosidad e implicarlos en el curso que acaba de empezar y que ellos tienen que sacar adelante con nuestra ayuda. Son unos días estupendos para metérnoslos en el bolsillo sin que se sientan atosigados.
     Sea cual sea nuestra manera de trabajar, solemos empezar con la introducción de nuestra asignatura, de los contenidos que corresponden al curso. ¿Por qué no añadimos algo de atractivo, diferente? ¿Por qué no sorprendemos a los alumnos con algo que no esperen? ¿Por qué no les integramos, en la medida de lo posible, en la planificación del curso o de las clases? Puede ser una buena manera de que empiecen por tener una buena primera impresión de nuestra asignatura y sabemos que ello ayuda.
     Ahora viene el cómo. Algunas ideas para que los primeros días de clase sean motivadores, excitantes e integradores:
  • Gamificación. Presenta tus clases, la metodología, la evaluación, como un juego. Un juego en el que van superando niveles a través de la superación de unas pruebas que implican conseguir ciertos conocimientos. Se pueden probar distintos caminos para poder lograr el botín de conocimientos y, en ellos, puede haber recompensas que ayudarán a llegar a la meta final... Podemos inventar el juego que queramos, como queramos y presentarlo de una forma divertida y amena.
  • Proyecto de inicio de curso. En un mural pondremos los objetivos y los contenidos del curso -resumidos, los más importantes redactados de manera sencilla y asequible; pero reales- y dejaremos un espacio para rellenar con los alumnos con sus propósitos y con los procedimientos que se pueden utilizar para alcanzar los objetivos y adquirir los contenidos. Es una declaración de intenciones por parte del profesor y de los alumnos y es una manera de empezar a trabajar juntos y adquirir compromiso con el curso. Se pueden hacer murales digitales con Glogster o Mural·ly.
  • Sondeo de conocimientos. Se trata de un juego para promover el autoconocimiento y la autoestima y, de paso, conocer nosotros también un poco mejor a los alumnos. Se reparten fichas con los bloques de contenidos de la asignatura -si es necesario, brevemente explicados- y se les pide que apunten si creen que se les dará bien durante el curso o no y por qué, además de anotar quién creen que destacará en ello. Debemos tener en cuenta que en todas las asignaturas trabajamos, de una forma u otra, habilidades que todos los alumnos tienen en mayor o menor medida. Puesto que se trata de generar autoestima, no dudemos en integrar destrezas muy variadas para que surjan los nombres de todos los alumnos.
     ¿Qué os parecen? ¡No dudéis en compartir vuestras ideas!

jueves, 10 de septiembre de 2015

ASÍ AYUDAMOS A NUESTROS HIJOS A ESTUDIAR

     Ahora que comienza el nuevo curso, los padres queremos contribuir al éxito de nuestros hijos en sus estudios. ¿Cómo lo podemos hacer? 
     Hay múltiples acciones que mejoran la motivación de los estudiantes y que podemos hacer desde casa. Proponemos algunas sencillas:
  • Cuidemos la alimentación de nuestros hijos para que tengan energía durante todo el día. Y no olvidemos que una buena hidratación es fundamental para afrontar el estudio.
  • Ayudémosles a centrarse en lo que están haciendo. Cuando estudien, que estudien. Expliquémosles que, si aprovechan bien el tiempo de trabajo en casa, después tendrán más tiempo de ocio. Fomentaremos este punto si les enseñamos y animamos a utilizar:
    • Técnicas de atención y concentración (mindfulness u otras técnicas de respiración, ejercicios cruzados de gimnasia cerebral...)
    • Planificación para el control de tiempos. Podemos animar a los más pequeños a sugerirnos a los padres qué cosas les gustaría hacer cuando acabaran sus tareas y realizarlas con ellos. Si no podemos cumplir algo el mismo día, pactamos previamente cuándo lo llevaremos a cabo, por ejemplo, el fin de semana o durante unas vacaciones más largas si ellos cumplen con sus responsabilidades. Los mayores pueden organizarse sus tiempos de trabajo y de ocio, mientras los padres simplemente supervisamos. Para fomentar su autonomía, pero manifestar nuestro interés, les preguntamos por su trabajo en el instituto o en el colegio, por las tareas que les quedan para casa, los trabajos que tienen que ir haciendo en qué consisten y cómo se sienten, y ofrecer nuestra ayuda si la necesitan.
    • Elección de un espacio de trabajo adecuado.
  • Contribuyamos a que creen un proyecto real y propio para el curso. Hagamos que se ilusionen con todo lo que van a aprender y que vean la utilidad de esos aprendizajes en su vida. Consigamos un seguimiento del proyecto para que mantengan la motivación durante la tarea hasta que finalice el curso y vean que sus propósitos se han cumplido. Los proyectos siempre se tendrán que basar en sus intereses personales por lo que se les pueden dar distintas formas para que sean más atractivos: historia del curso, diario, programa de entrenamiento, cuaderno de viaje, la fábrica de los conocimientos...
  • Hablémosles de la paciencia, de la constancia y del esfuerzo. De que no hay que tener miedo al fracaso y que hay que hacer las cosas, quizá más de una vez para que salgan bien. Se aprende de los errores, así que no les castiguemos por equivocarse, más bien animémosles a encontrar la enseñanza que deben sacar de dicha equivocación.
  • Contemos nuestras experiencias como estudiantes a nuestros hijos, no para que las copien, sino para que tengan ejemplos y sepan que nosotros también pasamos por lo mismo.
     Seguro que vosotros tenéis un montón de propuestas que podéis comentar aquí. 

¡FELIZ CURSO!

martes, 8 de septiembre de 2015

¡BIENVENIDO, CURSO!

     Oficialmente podemos dar la bienvenida al curso. Los profesores llevan unos días trabajando, los alumnos pequeños se acaban de incorporar y los mayores están a punto. Los padres no paran con los preparativos y las compras del inicio. Y todos nos preguntamos qué tal irá.
     Cada uno tiene sus inquietudes y expectativas y cada uno su parte de responsabilidad.
   ¿Qué valores podemos aplicar para que nuestros mejores deseos con respecto al curso que empieza se cumplan?

                                                 Ilusión
Responsabilidad
Alegría
Constancia
Paciencia
     
     Eso sí, siempre teniendo en cuenta que no somos perfectos, que en algún momento alguno de estos valores se pueden olvidar.
     No importa, porque podemos volver a empezar. Lo haremos lo mejor que podamos.
     Vamos a crear el curso que queremos tener. Hagamos que ocurra.
     ¡Feliz inicio!


lunes, 20 de julio de 2015

DESCONECTA PARA CONECTAR

     La entrada de hoy va está dedicada, especialmente, a los docentes. Algunos de ellos, no todos, ya están de vacaciones. A otros les queda poco. La cuestión es que, para unos y para otros, el tiempo de vacaciones tiene que servir para desconectar -como en el resto de profesiones, sí- y soltar todas las historias personales de alumnos o, incluso, compañeros, que nos han acompañado durante el curso.
     Todo aquel que trabaja en contacto con personas, en mayor o menor medida, sabe lo complicado que puede llegar a ser. Cuando esas personas son tu responsabilidad, la complejidad es mayor, como lo es el vínculo emocional. Por eso, llegamos exhaustos a final de curso; no es solo que la cantidad de trabajo se multiplica, sino también, el cansancio de haber tirado de nuestros alumnos durante todo el curso para que consiguieran llegar a su meta. A veces, al cansancio se le une la pena de ver que algunos de ellos, a pesar de todos nuestros esfuerzos, no lo han conseguido. Y nos llevamos a casa, además, la tarea de pensar cómo vamos a hacer para que el curso que viene los resultados sean mejores.
     El verano puede ser un buen momento para buscar respuestas, pero se deben encontrar desde una perspectiva distinta. Es necesario que desconectemos completamente de la escuela para conectarnos con nosotros mismos, con nuestras familias, amigos, naturaleza; esos libros, películas, conciertos que nos gustan; descansar. En primer lugar, es necesario porque es sano. En segundo lugar, porque realmente estaremos felices con nuestras propias experiencias y recordaremos lo bonito que es aprender, que el valor de la educación está en el camino. Cuanto mejor lo recordemos nosotros, mejor se lo transmitiremos a nuestros alumnos a partir de septiembre. Como dice Richard Gerver:
el valor de la educación está en la experiencia, en el momento, en la alegría de descubrir algo, en la satisfacción de tener una pregunta y poder buscar una respuesta
      En resumen, maestro, profesor, si quieres seguir siendo un buen docente o mejor, ¡descansa, vive, disfruta, exprime tus vacaciones al máximo! Crece tú personalmente, cuídate.

lunes, 13 de julio de 2015

LA CLAVE DEL ÉXITO EDUCATIVO II

     Intentaremos en esta entrada poner algunos ejemplos reales de lo que queremos decir cuando hablamos de que la clave del éxito educativo está en actuar, como expusimos hace unos días en otra publicación.
     El primero de ellos es el de unos padres preocupados, entre otros muchos aspectos acerca de la educación de sus hijos, por el carácter y comportamiento de su segundo hijo de 4 años. Rabietas y cabezonerías varias, propias de su edad que los padres están empeñados en manejar de la mejor manera posible. Puesto que las estrategias que utilizaron con el primer hijo no han funcionado igual, se han lanzado a pedir consejos a los especialistas. Primero, la maestra, que les dio unas pautas que abandonaron tras dejar al niño unos días sin cenar; luego, la pediatra, cuyas recetas mágicas tampoco surtieron efecto. Mientras, ellos seguían probando y probando. Hicieron un curso enfocado, precisamente, al manejo de los berrinches y las rabietas. Salieron muy decepcionados porque ya habían probado todo lo que les propusieron. Sin embargo, aunque sus esfuerzos no han logrado el 100% de efectividad que buscaban, sí tienen controladas la mayor parte de las situaciones. ¿Cómo? Han incorporado aquellas acciones que les han funcionado, han modificado las que solo funcionaban unos días y van probando nuevas estrategias que inventan. Los que los hemos tratado hemos comprobado que sus niños, en general, son respetuosos, considerados, cariñosos y felices. ¿Qué más se puede pedir?
     El segundo ejemplo nos lo proporciona un adolescente en 3º de ESO con una actitud totalmente apática hacia los estudios y la respuesta impertinente en cualquier situación que le molestara. En el instituto, los problemas eran tanto las calificaciones negativas en la mayor parte de las asignaturas como la falta de respeto hacia los profesores y los compañeros. La tutora citó a sus padres en varias ocasiones para hablar con ellos de la situación y buscar la mejor manera de solucionarla. Sin embargo, se encontró con unos padres que encontraban justificación para todos los comportamientos de su hijo. Veían las faltas de respeto como una actitud de rebeldía propia de la adolescencia; la apatía con los estudios podía explicarse porque los profesores no motivaban al chico y porque tenía déficit de atención... No consiguieron (o no quisieron) entender que, a pesar de que está muy bien buscar las causas de una mala actitud, estas nos tienen que servir para encontrar las soluciones o, al menos, para mejorarla. No reaccionaron hasta que la situación era ya insostenible también en casa, puesto que el chico entendió que podía hacer lo que quisiera, o sea, nada. Desde luego, ese curso estaba ya perdido y el trabajo que les iba a costar eliminar los malos hábitos adquiridos y fomentar otros mejores y más productivos es infinitamente mayor y mucho más complicado.
     Veamos, también, ejemplos de maestros. En primer lugar, una compañera profesora de secundaria se quejaba mucho de un grupo de 2º de ESO porque no la dejaban dar clase. Su respuesta siempre fueron castigos, pero parecía que no solo no conseguía el efecto deseado, sino que empeoraban las cosas. Se quejaba a la tutora, se quejaba a la jefa de estudios, se quejaba a la directora, se quejaba a los demás compañeros.  El curso acabó y no había conseguido manejar al grupo. El comportamiento de los alumnos fue de mal en peor y, por tantos, las posibilidades de crear un entorno apropiado para el aprendizaje y una motivación para el estudio también se redujeron. Aquella profesora decía que esos alumnos tenían que "aprender a comportarse", no obstante, por su parte no había buscado una mejor manera de enseñarles. El resultado fue todos sufrieron mucho durante el curso: la profesora, cada vez que entraba a esa aula, y los alumnos que se llevaban castigos y suspensos. Fue un trabajo agotador. Decía Einstein que es absurdo buscar hacer lo mismo una y otra vez y esperar obtener resultados distintos.
     Por otro lado, podemos contar la experiencia de otra profesora cuyo empeño era que sus alumnos leyeran. Puesto que comprobó que la mayoría de los alumnos no leían las lecturas obligatorias del curso, sino que copiaban los resúmenes o buscaban trabajos en Internet que les permitieran aprobar un examen, tuvo que buscar alternativas. No le importó enfrentarse al departamento que decidía las obras que debían leer los chicos e ir cambiando los títulos hasta dar con uno que, tras empezar a leer en clase, gustó a los alumnos. Modificó, asimismo, su planificación de clases para poder introducir una sesión semanal de trabajo de la lectura e ideó otro sistema de evaluación distinto al examen. Todo ello, dio unos resultados más que aceptables y, lo mejor de todo, sus alumnos le pidieron más libros de lectura. Esta profesora está convencida de que le hubiera llevado mucho más trabajo tener que preparar exámenes de recuperación para las lecturas o corregir trabajos repetidos de aquellos alumnos con calificación negativa que cambiar la metodología. Además,acabó el curso con la satisfacción de haber conseguido su objetivo principal: que los alumnos lean.
     Todas estas historias son reales, contadas someramente, por supuesto. Nos gustaría que cada uno pudiera aprender algo de cada una de ellas. No se trata de juzgar a las personas que las protagonizan, todos son padres amantes de sus hijos que quieren lo mejor para ellos, y profesionales que buscan ejercer su labor de enseñar. Lo que hemos querido mostrar es que, en la mayoría de las ocasiones, cuesta menos esfuerzo y sufrimiento enfrentarse directamente a los problemas educativos con la búsqueda de fórmulas alternativas a las que no nos funcionan que aplicar siempre la misma y esperar a que dé resultados. 





     Como dijo el poeta "se hace camino al andar".     

domingo, 12 de julio de 2015

DEL ESTUDIO

    Como reflexión, proponemos en esta entrada un pequeño fragmento de una obra alejada de nuestros propósitos educativos en el tiempo y, en principio, en cuanto al tema general, ya que se trata de una obra jurídica. Alfonso X, el Sabio, en el siglo XIII define "estudio" y expone las condiciones en las que se tiene que dar en Las Siete partidas, concretamente, en la Segunda Partida, título 31:
Estudio es ayuntamiento de maestros y escolares, que es hecho en algún lugar con voluntad y con entendimiento de aprender los saberes [...]
De buen aire y de salidas debe ser la villa donde quieran establecer el estudio, porque los maestros que muestran los saberes y los escolares que los aprenden vivan sanos, y en él puedan holgar y recibir placer a la tarde cuando se levantaren cansados del estudio [...] Y otrosí decimos que los ciudadanos de aquel lugar donde fuere hecho el estudio deben mucho honrar y guardar a los maestros y a los escolares, y todas sus cosas;  
     En primer lugar, llama la atención que en la definición entre la palabra "voluntad" para el hecho del aprendizaje. Nuestras leyes educativas hablan de enseñanzas obligatorias y postobligatorias, no se habla nada de voluntad. No es que esté bien ni mal, solo hacemos notar la diferencia de tratamiento que puede tener repercusiones en el propio estudio.
     En segundo lugar, es igualmente curioso cómo se hace hincapié en las condiciones de trabajo de maestros y estudiantes y en la consideración que se debe tener hacia ellos.  El estudio es una tarea lo suficientemente importante como para que se legisle sobre ella, por supuesto; pero también, es digna de ser honrada, respetada, vigilada y defendida por el resto de la sociedad. Por la cuenta que le trae a la sociedad.
     Quizá la cuestión no sea tanto segregar a la población docente y a los estudiantes del resto, sino caer en la cuenta de que todos estamos en la senda de hacer crecer la sociedad en la que vivimos a través de una buena educación. Esta buena educación solo será posible con la implicación -"voluntad y entendimiento"- de los profesionales, bien tratados y acompañados en su trabajo por toda la comunidad educativa, la cual demostrará en esta línea su propia implicación y contribución.
     En esta entrada no hablaremos de lo que entendemos por "buena educación" ni de las consecuencias que puede tener en los estudios la falta de voluntad de estudiantes -y/o profesores-. Dejamos estos temas para más adelante.

miércoles, 8 de julio de 2015

LA CLAVE DEL ÉXITO EDUCATIVO: ACTUAR

     Este es el resumen más sencillo y más claro que se nos ha ocurrido para condensar lo que significa tener éxito en esta ardua tarea que es la educación: hay que actuar, hay que hacer. Y esta clave vale tanto para los padres, como para los profesores y los estudiantes; no solo eso, la podríamos hacer extensiva a los centros, las instituciones y la sociedad entera.
     Os estaréis preguntando: "Pero, ¿qué hay que hacer?". Creemos que sobre esos temas habrá que reflexionar, discutir, leer, estudiar, pensar cómo se aplica... Y mientras ocurre todo esto, ¿qué? Somos padres que tienen que atender a sus hijos, profesores que han de dar respuestas a los alumnos, estudiantes que van a ser evaluados.
     En este blog encontraréis propuestas, meditaciones, ofrecimientos que os pueden ayudar a decidir cómo actuar en la tarea educativa desde el lugar que corresponde a cada uno. Sin embargo, hay que ser conscientes de que el cómo viene después.
     ¿Qué queremos decir con esto? Sencillamente, lo primero es decidirnos a actuar. A veces no sabemos cómo va a salirnos bien, o nos sentimos incapaces de dar respuesta a un reto educativo nuevo que tenemos delante. En la mayor parte de esas situaciones, aprenderemos cuál es la mejor manera de hacer algo mientras lo hacemos. ¿Cómo descubrimos cuál es la mejor manera de estudiar para cada uno de nosotros? Estudiando, probando distintas técnicas, planificaciones, momentos del día. Así con todo. Los profesores probamos distintas estrategias de enseñanza para los alumnos hasta que damos con la que mejor nos funciona, y la cambiaremos si deja de funcionar con alumnos distintos. Lo mismo nos ocurre a los padres con los hijos.
     Por tanto, se trata de hacer, hacer, hacer. Nos equivocaremos una y mil veces, afortunados nosotros, porque de cada uno de esos errores aprenderemos algo valioso. Ello no significa que actuemos a lo loco, sino que las reflexiones no nos tienen que parar. No significa que no tengamos que seguir formándonos, leyendo, preguntando, colaborando con otros, ya que, todo esto, nos ayudará a ganar tiempo, ver las cosas desde distintas perspectivas para enriquecer nuestras actuaciones.
     Nosotros hacemos: educamos, enseñamos, instruimos, aprendemos. Está claro que "cada maestrillo tiene su librillo". Los métodos que nos funcionan los mantendremos e, incluso, los compartiremos; los que no, los mejoraremos, cambiaremos o desecharemos.
     Correremos el riesgo de parecer un poco frikis con el ejemplo que hemos escogido para ilustrar lo que queremos decir:



viernes, 3 de julio de 2015

LECTURA

De obligación a devoción

     Podemos tener claro que la lectura nos abre múltiples posibilidades de disfrute y conocimiento. Ya Platón en el diálogo Protágoras expone:
"[...] los maestros [...] los obligan a leer en los bancos los mejores poetas [...]. Allí encuentran preceptos excelentes y relaciones en que están consignados elogios de los hombres más grandes[...]"
     No obstante, la experiencia demuestra que, si bien se puede obligar a leer un libro, no se puede obligar a disfrutar con la lectura. De hecho, la obligación es inversamente proporcional al disfrute. 
     Cómo conseguir, entonces, que los niños y adolescentes lean y, no solo eso, sino que adquieran un hábito y que escojan lecturas constructivas. Aquí van algunas propuestas:
  • Hacer que se sientan libres de elegir qué leen. Si hay que "obligarles" a leer algo, proponer distintos títulos para que, al menos, puedan sentirse parte de la elección.
  • Proponerles títulos acordes con sus intereses y edad. Una lectura que a nosotros nos puede parecer inútil, puede llevar a la creación del hábito y a la adquisición de una competencia lectora que permita ir subiendo progresivamente el nivel de calidad de las obras.
  • No perder la oportunidad de recomendar un libro relacionado con algún interés que manifiesten, acontecimiento, película o estado de ánimo. Para ello, siempre hay que tener en cuenta la capacidad de comprensión y la madurez.
  • Si es posible, permitir que abandonen una lectura que no les gusta y escojan otra.
  • Jugar la baza de la "prohibición" que estimula el deseo, sobre todo en los adolescentes. No tiene que ser una prohibición real, sino que podemos generar cierta intriga o sensación de reto con frases como: "No leas este libro porque no lo vas a entender todavía", "Esta obra es para más mayores", "A Fulanito le gustó este cuando tenía tu edad, pero no sé si a ti..."
  • Invitarlos a que nos cuenten lo que están leyendo, lo que les gusta y lo que no, si nos lo recomiendan o se lo recomendarían a algún amigo. De este modo, no solo los obligamos a reestructurar la lectura, sino que conseguimos pistas sobre lo que les interesa para poder guiar sus adquisiciones futuras.
  • Plantear la lectura como un disfrute personal, como un acto casi egoísta, y no como un trabajo que se tiene que hacer. Hacerles ver que pueden vivir vidas soñadas o que jamás se les habrían ocurrido a ellos a través de otros ojos; que pueden crear su propio mundo y sus propios pensamientos y compartir los de otros.


TRABAJO DE VACACIONES: CUADERNO DE VIAJE, DIARIO DE VERANO

     La mayoría de los estudiantes ya han empezado sus vacaciones. Algunos de ellos aprobaron todo y solo les queda relajarse y disfrutar. Otros llevan asignaturas pendientes para septiembre y tienen que estudiar durante el verano. Un tercer grupo necesita repasar o afianzar algunos conceptos aunque no tenga que examinarse.
     Muchos padres piden pautas para afrontar las tareas que sus hijos tienen que hacer durante las vacaciones familiares porque, a veces, suponen incluso tener que trastocar los planes previos.También, algunas academias o profesores particulares que atienden a los alumnos que han suspendido intentan que la época estival no pierda parte de su encanto lúdico. Los estudiantes necesitan el descanso para afrontar el curso siguiente, así que se hace más necesaria que nunca una buena planificación que englobe el trabajo y el disfrute.
     Una idea: proponer la redacción de un cuaderno de viaje o de un diario del verano. No se trata de una tarea más para entregar o ser corregida, tiene que ser voluntario y entretenido. Veamos cómo puede funcionar.


     El cuaderno de viaje es un lugar en el que se recogen todas las experiencias de un periodo de tiempo; en nuestro caso, el verano. No necesariamente se escribe a diario ni tiene que realizarse un viaje real. Se deben fomentar diferentes formatos mediante los que se plasme todo aquello que ocurre a nuestro alrededor que nos llame la atención, aquello que queramos conservar, aquello que hemos aprendido o sobre lo que queremos profundizar. Se puede tocar cualquier tema: noticias de actualidad (sociedad, economía, moda, meteorología, ecología, investigación, nuevas tecnologías), exposiciones de arte, música, lecturas, películas, relaciones personales, descubrimiento de paisajes, ejercicio físico, emociones. Se pueden guardar folletos, entradas, fotos, enlaces de Internet, recortes, hacer dibujos, narrar las experiencias... Son los aprendices los que deciden en qué se fijan y qué les interesa guardar o anotar. Eso sí, los adultos tenemos la tarea de hacerles ver la relación que todo ello tiene con lo que estudian y cómo las asignaturas y los conceptos o procedimientos que trabajan en ellas les pueden servir para poder entender mejor o para saber más sobre lo que les gusta.
     El cuaderno de viaje, por tanto, fomentará la curiosidad y se podrá convertir en un proyecto personal de aprendizaje. Habrá que hacer un esfuerzo para realizarlo, pero es un esfuerzo que merecerá la pena, porque cuando acabe el verano y vean todo lo que han hecho, se sentirán muy satisfechos.
     Los cuadernos de viaje se suelen recomendar para niños de infantil (a partir de 3 años) y primaria; sin embargo, bien planteado puede ser muy útil para los adolescentes, sobre todo, si necesitan algo de motivación o van justos en sus estudios. 
     El diario de verano, en cambio, sí que parece más adecuado para una edad a partir de 13 o 14 años -siempre hay que tener en cuenta la madurez de los chicos y chicas en cada caso concreto-. Este se combina con la planificación de estudio porque en él se registran todos los logros de cada día: lo que se ha trabajado, lo que se ha aprendido, si se ha cumplido el horario establecido, si la planificación deja tiempo para el ocio; si están aburridos, cansados, agobiados o contentos con lo que están haciendo... Se reflexiona sobre lo que se escribe y se cambia lo que no funcione.
     El diario de verano refuerza la metacognición, es decir, la capacidad para autorregular el propio aprendizaje. Los adultos debemos participar poco. En todo caso, debemos preguntar por lo positivo y lo negativo para reforzar lo primero y ofrecer nuestra ayuda para modificar lo segundo. Nuestro papel es el de dar ánimos, apoyar, a saber: mostrarnos confiados en las capacidades de hijos o alumnos, valorar en positivo su esfuerzo y sus logros, y ver los fallos como algo bueno, puesto que, si se han detectado, se pueden solucionar.
     Si necesitas más información o recursos sobre este u otros temas recuerda que puedes contactar con nosotros en arete.educa@gmail.com


domingo, 28 de junio de 2015

PARA MUESTRA, UN BOTÓN

     Quizá ya hacemos muchas de estas cosas en clase. Quizá en casa, con nuestros hijos ya buscamos algunas de estas reflexiones que se muestran en el siguiente documental. Quizá pensamos que esto solo es ficción. ¿Tú qué opinas?


¿UN SISTEMA QUE ABURRE A LOS ALUMNOS?

     
     "No está en mis manos cambiar el sistema educativo" es una frase que nos repetimos padres y docentes cuando leemos, escuchamos o vivimos situaciones que nos hacen pensar que el sistema no funciona. 
     Como en todo lo demás, quizá cada uno de nosotros no tenga poder para cambiarlo todo de golpe, pero sí para cambiar un poquito en nuestro pequeño ámbito de actuación. Yo puedo pensar cómo quiero educar a mi hijo en casa; puedo buscar maneras de enseñar en mi aula que se ajusten a lo que yo pienso que es la educación:
Yo puedo cambiar mí sistema educativo.
     

sábado, 27 de junio de 2015

CLAVES PARA LA TAREA DE EDUCAR

Cuadro de texto: Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de la hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
—¡Ayudame a mirar!
EDUARDO GALEANO. “La función del arte/1”. El libro de los abrazos.

     Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
     Viajaron al sur.
     Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
     Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de la hermosura.
     Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
     —¡Ayudame a mirar!
EDUARDO GALEANO. “La función del arte/1”. El libro de los abrazos.



     Aunque Eduardo Galeano se refiera en el texto al arte, a mí me invita a reflexionar sobre la tarea de educar en general. Un padre que lleva a descubrir la inmensidad a su hijo. Un mar que está más allá de las dificultades y del esfuerzo, esperando. Desde la cumbre se ve en todo su esplendor; aun así, una vez allí, el hijo se da cuenta de que todavía necesita la ayuda del padre. Un padre cuya función es invitar, descubrir, acompañar, guiar, mostrar y ayudar. El niño es el que tiene que tiene que aprehender. Y quien dice un padre y un hijo, dice un profesor y su alumno.
     Y, ¿cómo? ¿Cómo hago que los chicos a los que enseño quieran venir a ver el mar? ¿Cómo les convenzo de que, una vez pasadas las dunas, allí estará todo eso tan hermoso, que les hará sentirse plenos, mejores personas y más sabios? ¿Cómo les haré saber que cuanto más aprendan más querrán aprender, porque en la vida no se deja de aprender nunca?
     No voy a decir que sea fácil ni inmediato, pero sí es maravilloso. Tú tendrás tus propias maneras y cuando hayas logrado que un hijo o un alumno se entusiasme con un aprendizaje, avance en su educación (de cualquier tipo, no solo académica), reflexione y vaya creciendo como persona y como estudiante, te habrás sentido pletórico.  Por eso merece la pena ser maestro (repito, no solo de enseñanzas académicas).
     Aquí van cuatro claves:
·         Negociación. Si nuestro deseo es que nuestros alumnos o hijos se responsabilicen de sus propios aprendizajes, hemos de darles un margen de decisión. Eso no significa que ellos deciden lo que aprenden, desde la más tierna infancia hay que imponer aprendizajes a los niños porque sabemos que los necesitarán más adelante y que les harán la vida más fácil. El niño se tiene que vestir para salir a la calle y tiene que ir aprendiendo a hacerlo solo. Si se resiste me puedo pelear con él, gritarle, enfadarme si sale con el disfraz de superhéroe o de princesa o buscar alternativas. Aquí entra la negociación, el planteamiento de un problema que necesita una solución, una solución que el pequeño o la pequeña nos pueden ayudar a encontrar. Podemos ofrecer posibilidades que nos parezcan bien a nosotros (dos camisetas de distintos colores para que elijan la que quieran, si se visten en la habitación o en el baño). Todos, pero especialmente los más mayores, tienen que conocer bien los límites y, seguramente, la negociación la plantearán ellos. La firmeza es fundamental, habrá cosas negociables y cosas que no lo serán. Y en clase, si tengo un temario que ni siquiera he decidido yo, ¿qué hago? Pedirles opinión sobre varios tipos de actividades o si quieren que se les cuente uno u otro ejemplo (que nosotros hemos seleccionado y que nos llevan a la comprensión del mismo contenido). Puedes encontrar este tema un poco más desarrollado si pinchas en el enlace del blog Compass Educaccion.
·         Escucha activa. Va íntimamente ligado al concepto anterior. No podemos negociar si no escuchamos, escuchamos de verdad. Hay experiencias que demuestran que si dejamos que un niño de infantil desarrolle la respuesta a una pregunta que le hemos hecho aunque al principio nos haya parecido que no tenía nada que ver con lo que hemos preguntado, llega a ser coherente. Los adolescentes, por su parte, están llenos de ideas, si dejamos que las compartan con nosotros los entenderemos mejor y podremos estar más en su “onda” para hacerles llegar aquello que les queremos enseñar.
·         Paciencia. Y resistencia o resilencia. Nada vamos a lograr si no somos pacientes, constantes y resistimos. Además, si lo somos, seremos ejemplo para nuestros aprendices, que también lo van a necesitar.
·         Alegría. La preocupación por la educación, el trabajo que conlleva ser educador nos puede apesadumbrar. Estamos haciendo todo lo que podemos, o mejor que sabemos y, si no sabemos, preguntamos, nos informamos, buscamos soluciones. Entonces, todo irá bien, obtendremos resultados, estamos haciendo una gran tarea y esa es una gran satisfacción. El clima con el que trabajamos es fundamental para conseguir aprendizajes y transmitir seguridad y felicidad.