viernes, 23 de diciembre de 2016

A PROPÓSITO DEL HYPERPARENTING

     Las mejores intenciones y la búsqueda de la mejora puede llevarnos a los educadores al exceso. En nuestra opinión eso es lo que ocurre con tendencias como el hyperparenting que conduce a los padres a confundir estar informados y ofrecer a los hijos estímulos que favorezcan el aprendizaje y el crecimiento con ser padres que lo sepan todo y que crían hijos perfectos. Querer alcanzar la perfección, creer que se puede abarcar todo es agotador.
     Alvin Rosenfeld y Nicole Wise definen hyperparenting como el estilo de crianza que "sobre enriquece" el ambiente en el que crece el niño de manera que sus actividades tienen que estar perfectamente "agendadas" para que les dé tiempo a hacer todo aquello que se considera necesario para su máximo desarrollo. Los padres y los niños acaban exhaustos.
     La educación tiene como objetivo final conseguir que nuestros educandos se conviertan en seres independientes, autónomos, que sean conscientes de sus fortalezas y debilidades y busquen su propio desarrollo para su felicidad. La presión y el cansancio no favorecen la curiosidad por aprender y por desarrollar las propias habilidades. Si un niño no tiene tiempo de jugar, no va a descubrir qué es lo que realmente le gusta ni en qué es bueno ni cómo puede conseguir las cosas por sí mismo... Si un niño tiene que cumplir exactamente todo lo que le marcamos puede sentirse presionado para no fallarnos a nosotros en vez de hacer las cosas para él. Si le solucionamos todo pensará que siempre habrá alguien que resuelve los problemas y no buscará la manera de hacerlo.
     Y, ¿qué hacemos? Pensemos, utilicemos el sentido común, seamos equilibrados. ¿Qué os parece las siguientes propuestas?:
  • Somos responsables. Cuidamos de nuestros hijos lo mejor que sabemos sin olvidar que nosotros somos los adultos. Buscamos el equilibrio entre la sobreprotección y el abandono.
  • Somos respetuosos con nuestros hijos y con nosotros mismos. Los niños necesitan que tengamos en cuenta sus tiempos y sus necesidades. Nosotros también las tenemos y hemos de cuidarnos para que nuestra salud y nuestro estado de ánimo nos permitan seguir dando lo mejor a nuestros hijos.
  • Priorizamos según nuestra escala de valores. Si no se puede hacer todo, habrá que elegir qué es lo mejor en lo que podemos invertir.
  • Escuchamos a nuestros hijos. Les enseñamos a expresarse, a pensar.
  • Damos espacio y proporcionamos autonomía. Dejamos que hagan las cosas que pueden hacer por sí mismos y, también, les abrimos el espacio que necesitan como individuos.
  • Ponemos límites. Escuchar no significa que los niños o tengan que conseguir todo. Ejercemos como padres responsables cuando les marcamos hasta dónde pueden llegar, les aportamos seguridad y estabilidad.
     Por último, no olvidamos que no somos infalibles y que nuestros hijos no necesitan la perfección.  Nos necesitan a nosotros, necesitan que los acompañemos. Y no olvidamos que lo hacemos lo mejor que podemos.


domingo, 25 de septiembre de 2016

MINDFULNESS PARA MAYORES

     Alguien me preguntó por los beneficios de la práctica de la atención plena para los mayores. Respondí que los mismos beneficios. Sin embargo, esa persona me hizo notar que igual que se trabaja la meditación de una manera específica en los niños y en los adolescentes, también se podría hacer algo dirigido a las personas de mayor edad.
     Me he puesto a trabajar en ello y, aunque no hay mucha bibliografía al respecto, creo que se pueden hacer muchas cosas. Me ha llamado la atención la experiencia del doctor Salvador Casado el respecto.
     De momento, os dejo este gráfico. Espero que os sirva.



sábado, 24 de septiembre de 2016

MINDFULNESS EN EL PUEBLO

    Situar la práctica de la atención plena en la naturaleza es un gran acierto. Compartir con personas interesadas en ella, en la meditación en general, en mejorar su vida y la de los que tienen alrededor... eso es un lujo.
     Este lujo lo vivimos este verano en el pueblo de Luzaga (Guadalajara) donde tuvimos la oportunidad de realizar un pequeño taller con todos aquellos que sintieron curiosidad y quisieron acercarse junto al río. Allí expusimos lo que significa Mindfulness, cuáles son sus beneficios y cómo se puede empezar a practicar. Allí disfrutamos de un espacio tranquilo y hermoso en el que aquietamos nuestros pensamientos y preocupaciones para concentrarnos en el momento y estar presentes.
     Muchas de esas personas me agradecieron el taller y desde aquí les agradezco a ellos su participación enriquecedora y deseo que la atención plena les aporte un poco más de bienestar a sus vidas.
     ¡Gracias a todos y hasta la próxima!
     

miércoles, 25 de mayo de 2016

EL PODER DE LAS PREGUNTAS


     Decimos, a menudo, que queremos que los niños y los adolescentes piensen. No son pocas las veces que nos escandalizamos porque vemos lo obvio de sus errores, de sus acciones o inacciones, y espetamos un "¿Es que no piensas?"
     Especialmente en esta época de final de curso, los estudiantes sufren nuestro asedio en cuanto a lo poco que utilizan su cabeza para cosas que nosotros consideramos interesantes, importantes o imprescindibles. Sabemos que luego se lamentarán si no nos hacen caso, así que les repetimos una y otra vez lo que tienen que hacer.

     Quizá, solo quizá, podríamos pensar por un momento en que nuestra motivación nos pertenece a nosotros, no a ellos. Si queremos que encuentren las suyas les tenemos que hacer pensar a ellos. Un buen estímulo para conseguirlo es la pregunta. En lugar de ponerlos a la defensiva con una ristra de cosas de deben hacer y no hacen, recriminaciones o amenazas, podríamos plantearnos llevarlos a nuestro terreno. Nuestro terreno es el terreno de los que nos preocupamos por su futuro y sus intereses, así que deberíamos estar en el mismo bando.
     Digo que las preguntas son poderosas porque:
  • Nos acercan a nuestros hijos o alumnos. "¿Cómo llevas...?", "¿Qué es eso que tanto te cuesta?", "¿Cómo podría yo ayudarte?"
  • Consiguen que se tengan que plantear las cosas, que piensen, que busquen alternativas y soluciones: "¿Cómo puedes conseguir...?", "¿Con qué opciones/recursos cuentas para...?", "¿Qué necesitas?"
  • Hacen que los jóvenes sientan que se tiene en cuenta su opinión: "¿Qué quieres hacer al respecto?" De este modo, se responsabilizan.
  • Despiertan su curiosidad.
  • Favorecen su autoconcepto y la motivación intrínseca. Con este tipo de emociones están preparados para aprender.
  • Predisponen a la colaboración.

     No se trata de preparar un interrogatorio y, por tanto, el tono ha de ser de interés sincero. Dejémosles tiempo para pensar y contestar. Si ellos no encuentran las respuestas que necesitan, proporcionemos la confianza para que nos pidan nuestra opinión. En ese caso, más que dar una respuesta rotunda y rápida, les podemos dar opciones -incluso las que son descabelladas pueden servirnos, porque ellos son jóvenes, pero no tontos y saben cuáles hay que descartar- y escuchar las suyas. Si algo no nos parece bien o adecuado a su edad, esperamos a que se expliquen y luego, con sinceridad, pero sin desprecio, les decimos lo que pensamos de ello y por qué.
     Si queremos que confíen en nosotros, evitaremos el sarcasmo o el "te lo dije" con el fin de que se sientan seguros. 
     Si somos capaces de plantearles las preguntas adecuadas abriremos su mente y conseguiremos que nos vean como aliados de lo que es su propia responsabilidad. Así la motivación será suya y podrán encontrar la manera de actuar en consecuencia.
     Esta es una de las herramientas del coaching educativo que nos puede ayudar a llegar a nuestros estudiantes de una forma más eficaz y afectiva.

domingo, 24 de abril de 2016

10 IDEAS QUE INSPIRAN, PARA PADRES DE ADOLESCENTES

     Tener un adolescente en casa suele ser un generador de nuevas situaciones que, a menudo, generan conflictos en las familias. Lo primero que cabe señalar es que el conflicto es consustancial a la convivencia, de nada vale demonizarlo, sino afrontarlo y solucionarlo. No importa cuántos conflictos surjan, lo que importa es encontrar una solución válida para cada uno de ellos.
     Aun así, unos padres se pueden sentir desbordados, confusos, en muchas ocasiones. Es por ello que proponemos aquí algunas ideas para inspirar vuestras respuestas a las situaciones con las que os enfrentáis día a día:

  1. Ser. Aunque hay muchas cosas que no puedes controlar de la vida de tus hijos, sí puedes actuar sobre la tuya propia; si tu hijo percibe en ti ciertas actitudes, un deseo constante de mejora y aprendizaje, serás su ejemplo. Los hijos nos aprenden.
  2. Proponer. Ofrecer opciones que consideres válidas, sin imponer. No es necesario que estén de acuerdo con todo ni que se apunten a todos los planes que te parecen estupendos. Tus propuestas pueden servir para iniciar un diálogo en el que tu hijo te explique lo que prefiere.
  3. Comunicarse de manera afectiva. Implica escuchar de verdad para que la otra persona se sienta valorada y comprendida aun cuando no compartáis la misma visión de las cosas. Se descubren muchos puntos comunes. No olvides que tu experiencia vital puede servirle a él y hacer que te vea desde una perspectiva más cercana.
  4. No juzgar. Si tu hijo se abre a ti, aprovecha, le puedes dar tu punto de vista, pero intenta no convertir vuestros diálogos en juicios. Recuerda que los gustos cambian, las opiniones evolucionan y los aprendizajes se van integrando poco a poco. Permite que el adolescente vaya descubriendo.
  5. Dejar elegir. Negociar, imponer lo menos posible. Esto no significa que no tenga que haber unos límites -de hecho, a pesar de que se rebelan contra ellos, siempre se sienten más seguros cuando conocen esos límites-, sino que estos tienen que estar claros, en la medida de lo posible, consensuados y las consecuencias establecidas lo más pegadas a lo natural que se pueda. Si ellos han elegido, se tendrán que ser consecuentes.
  6. Confiar en ellos. No hay que evitar el error a toda consta, porque es parte del aprendizaje. Es también la manera de fomentar la responsabilidad. Además, si ven que confías, ellos también confiarán en ti.
  7. Conectar con el adolescente que fuiste. No se trata de convertirte en uno de ellos y dejar tu papel de padre, sino de empatizar y, con perspectiva, ver la evolución de tu propia vida.
  8. No entrar en competición. Si no hay que olvidar quién es el adulto, es también para evitar entrar en un bucle a ver quién puede más. Si enseño intransigencia, el adolescente será intransigente. A veces, aunque quieran, no saben volver atrás.
  9. Descubrir lo positivo de la adolescencia. Esta etapa se suele presentar como un momento negativo que hay que pasar rápido. Ellos, sin embargo, están construyendo su personalidad y hacerlo desde esa negación les puede entristecer aún más. Hay que darse cuenta de que la adolescencia también es una etapa de descubrimiento y de aprendizaje, de construcción e investigación, apela a su curiosidad e invítale a que tome las riendas con entusiasmo.
  10. Ser creativos. Cada persona es un mundo, las fórmulas que sirven para unos no sirven para otros. Observa atentamente a tu hijo y toma decisiones especiales.

sábado, 5 de marzo de 2016

EJEMPLOS PARA LA PRÁCTICA DE MINDFULNESS CON ADOLESCENTES. 3 EJERCICIOS

·         ¿Qué es Mindfulness?
     El término Mindfulness se traduce como “atención plena” y se trata de algo más que una forma de meditación. Le debemos su creación mediante la integración de prácticas orientales al doctor Jon Kabat-Zinn, fundador de la Clínica para la reducción del Estrés Centro para la Atención Plena (Mindfulness) en la Medicina, el Cuidado de Salud, y la Sociedad en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts.
     Se trata de una práctica de meditación con técnicas de atención y concentración en el momento presente, tanto en lo interno como en lo externo, que tiene evidentes beneficios como la reducción del estrés y el entrenamiento de la serenidad, la regulación de las emociones y, por supuesto, la capacidad de focalizar la atención en el aquí y ahora.

LA PRÁCTICA CON ADOLESCENTES

“Observar más y enjuiciar menos”      Juanjo Pineda
·         ¿Para qué es útil Mindfulness?
     Es una herramienta para conseguir sacar máximo rendimiento en lo que nos propongamos ya que utilizamos la focalización y la plena atención sobre aquello que estamos realizando. Además, desarrollamos el potencial de nuestra mente, aceptamos las emociones que vivimos para actuar de forma beneficiosa para nosotros mismos y nos relajamos de manera natural.
Tras realizar ejercicios de atención plena, soy más consciente de lo que ocurre dentro y fuera de mí y, por ello, seré capaz de tomar mejores decisiones.
     En los adolescentes es útil para que:
  •  mejoren su rendimiento académico y controlen el estrés que les puede producir; 
  • aprendan a saber cómo se sienten ellos y los que los rodean y sean capaces de regular así las conductas que derivan de sus estados emocionales;
  •  mejoren su relación consigo mismos y con los demás a través de la empatía y la serenidad.

·         ¿Qué necesito?
Dedicar un tiempo, un espacio, en silencio y con un propósito.
®     Tiempo: dedicado exclusivamente para ello; solo el tiempo que puedo estar concentrado —unos pocos minutos que cuento desde que empiezo a colocarme hasta que reflexiono sobre lo que ha pasado en el tiempo de concentración—.
®     Espacio: un lugar donde me sienta bien; donde sepa que no voy a ser molestado, no voy a atender al teléfono ni me voy a distraer con nada durante el tiempo que he decidido dedicar al ejercicio.
®    Silencio: referido especialmente al de la mente, pues durante el tiempo en que estaré concentrado, apartaré de mi mente aquello que venga a distraerme del foco que he elegido; de esta manera conseguiré una reducción del ritmo mental.
®     Propósito: es el objetivo concreto que me marco para cada momento de concentración; es concreto, sencillo, claro y realista —puede ser contar respiraciones o centrarme en el sonido más lejano que pueda escuchar o focalizar toda mi atención en la punta de mi nariz o en el instante entre que exhalo el aire y vuelvo a inhalar—.
     Cuido la postura: basta con que me siente en un sitio cómodo con las plantas de los pies pegadas al suelo, con las manos en los muslos, los codos apoyados en el cuerpo o en el brazo del asiento sin presionar, los hombros y el cuello relajados, el mentón ligeramente bajo de manera que la coronilla quede situada en paralelo con el techo.  También, si uno está familiarizado con la meditación, puede adoptar una postura meditativa encima de un cojín para tal fin con las piernas cruzadas. Se trata de estar cómodos pero erguidos, la espalda recta sin rigidez.

·         ¿Cómo lo puedo llevar a cabo de una forma sencilla?

EJERCICIOS:

      Hay muchísimos ejercicios que se pueden realizar con adolescentes según en qué nos queramos fijar en cada momento. Se pueden realizar en grupo, por parejas o individualmente. En esta ocasión he elegido tres ejemplos especialmente recomendados en épocas de mucha carga académica o estrés en general. 
1.   RESPIRO
     Nos colocamos en la postura adecuada y cerramos los ojos. Focalizamos la atención hacia nuestra respiración. Notamos cómo entra el aire por nuestra nariz y vuelve a salir. Percibimos cómo es el aire cuando inhalamos y cuando exhalamos (más frío, más cálido) y cómo fricciona nuestros orificios nasales hasta los pulmones. No cambiamos el ritmo respiratorio a propósito, pero es posible que notemos que se va ralentizando a medida que realizamos la observación.
     Ahora nos fijamos en cómo llega el aire a nuestros pulmones y se hinchan como la tripa.
   Cuando aparezca alguna distracción, bien sea externa bien interna como algún pensamiento, la identificamos y volvemos a la respiración. No pasa nada, es normal que nuestra mente quiera divagar; es más, el momento en el que nos damos cuenta de la distracción y retomamos el foco, es un momento de consciencia, significa que el ejercicio está funcionando.
     Por último, antes de abrir los ojos, nos fijamos en cómo nos hemos sentido, cuán cómodos, qué pensamientos nos han asaltado, si ha sido fácil mantener la atención sobre la respiración.

2.   CUARENTA RAMITAS
    Nos colocamos en la postura adecuada y cerramos los ojos. Nos imaginamos sentados en un pequeño puente de madera sobre un río. En tu bolsillo hay 40 ramitas que has recogido y que vas a soltar una a una.
     Al tomar cada ramita de tu bolsillo inspira un poco más de aire del que tomas habitualmente. Al tomar contacto con la ramita, te das cuenta de algún pensamiento que tengas en la cabeza, algo que estés sintiendo en ese momento, o alguna sensación de tu cuerpo. ¿De qué te estás dando cuenta ahora? Una vez que te has dado cuenta de lo que está pasando por tu mente en ese instante, pon ese pensamiento, emoción o sensación en la ramita, y suéltala al río. 
    Si en algún momento uno de estos pensamientos, emociones o sensaciones te hace perder la cuenta, vuelve al puente del río, y continúa la cuenta donde la habías dejado. 

3.   EL ESCÁNER
     Nos colocamos en la postura adecuada y cerramos los ojos. Ahora escanearemos los pies, hasta llegar a la cabeza, imagina un haz de luz que va escaneando tu cuerpo en busca de los lugares donde se alojan las tensiones. Con una respiración profunda, saca de tu cuerpo estas sensaciones, y visualízalas en la pantalla de escaneado. Mantén ahora en la pantalla de escaneado todas las sensaciones registradas en tu cuerpo, a la vez. Imprime esta imagen de tu cuerpo realizando otra respiración profunda. Observa los puntos de tensión y relajación impresos. 
     Procede a escanear ahora las emociones que localizas en esos puntos de tensión y relajación de tu cuerpo. Da nombre a esas emociones y siéntelas.  
     Observa estas emociones en la pantalla, y dales el color que sientas. Haz una respiración  profunda, e imprime un mapa a color de las emociones que sientes en tu cuerpo. Observa la imagen a color de tus emociones impresas. 
     Por último, vamos a hacer un escaneado de los pensamientos que se hallan detrás de las emociones registradas. Haz una respiración profunda, e imprime el mapa de tus pensamientos actuales, asociados a estas emociones. Observa los pensamientos impresos. Observa, no juzgues, eso es lo que aparece en el escáner, no está bien ni mal, es lo que hay.

     Vuelve a llevar la atención al cuerpo a través de la respiración. Mueve lentamente manos y pies. Reconoce e integra todos estos niveles observados con cada respiración. Cuando lo sientas, abre suavemente los ojos.

      Al finalizar cada ejercicio, agradécete a ti mismo las posibilidades que te estás brindando.

     Como veis, se trata de ejercicios sencillos, para los que no hay que invertir mucho tiempo. Su aplicación es factible tanto en las aulas -con unos estupendos resultados comprobados de los que personalmente doy fe- como en las casas. Lo deseable es que se convierta en un hábito para que dichos resultados beneficiosos duren, sean cada vez mayores y se puedan transferir a cualquier ámbito de la vida.  
   
Si quieres encontrar más ejercicios como estos puedes seguir este enlace.

domingo, 14 de febrero de 2016

TRASTORNOS POR DÉFICIT DE ATENCIÓN (TDA/TDAH)

     Tanto en las aulas como en las familias tanto el Trastorno por Déficit de Atención como el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad plantean un esfuerzo extra a la hora de ayudar a los alumnos e hijos a aprender y a comportarse. Para conocer la definición y las diferencias entre ambos podéis consultar este enlace.
     La buenísima noticia es la neuroplasticidad que Jesús Mª Nieto define como "capacidad del sistema nervioso para modificarse a sí mismo a consecuencia de su propia actividad". Según esto, todos nos podemos entrenar para cambiar nuestro cerebro, aunque conviene advertir que siempre dentro de unos límites.
     Hace tiempo que se viene arrastrando cierta polémica sobre la existencia de dicho trastorno y el aumento en el número de diagnósticos. Las investigaciones neurocientíficas han comprobado un funcionamiento distinto del cerebro con menor actividad en la parte responsable de la inhibición de los impulsos, entre otras cosas; por tanto, el trastorno es real.
     En segundo lugar, ¿es apropiado denominarlo "trastorno"? Si bien es cierto que ello genera ciertas connotaciones negativas que nos podíamos ahorrar, la comunidad científica ha optado por ese nombre lo cual solo significa que las personas tienen unos determinados síntomas con los que deben aprender a vivir y cuyos efectos pueden intentar paliar y mejorar -como todos, en realidad-. Podríamos prescindir del nombre y trabajar los síntomas.
     En tercer lugar, la medicación en estos casos puede llegar a ser necesaria, pero los neuropsicólogos recomiendan que sea utilizada solo en los casos en los que otros tratamientos no han surtido efecto por la profundidad del trastorno y ello debería suceder en pocos casos.
     Para hablar y enfrentarse con el TDA/TDAH conviene tener una serie de cuestiones en cuenta (información a partir de Pousada & Jayaro Neuroscience Institute que ofrece estos tratamientos a partir de las últimas investigaciones y técnicas desarrolladas al respecto):

  • Últimamente se han desarrollado pruebas sencillas y no invasivas para su detección como el Test de Variables de Atención (T.O.V.A).
  • La información que se maneje ha de ser fiable, ya que hay mucha que puede inducir a error. Asimismo, los profesionales con los que se contacte para tratar el problema deberían manejar las últimas técnicas para conseguir mejoras rápidamente:

    • BIOFEEDBACK y NEUROFEEDBACK son programas contrastados, no invasivos para el tratamiento de estos trastornos.
    • Se suele complementar con ejercicios de entrenamiento cognitivo que también tienen buenos resultados.

  • En las familias todos se pueden implicar para manejar el problema de manera óptima:

    • Mantener la calma.
    • Contribuir a la mejora de la autoestima: plantear metas realistas al niño; no castigar el error, sino ayudarlo a aprender de él; hacerle ver sus cualidades positivas y desarrollar sus talentos.
    • Motivar el aprendizaje del niño. Ello no tiene por qué significar un aprendizaje meramente académico, sino que este se puede complementar con aprendizajes informales que despiertan la curiosidad, a través de la experiencia y que se convierten en momentos de disfrute. (Si pinchas encontrarás ejemplos).
    • Tener una alimentación adecuada y una hidratación suficiente para el funcionamiento del cerebro.
    • Ayudar a mantener orden y planificación. Las rutinas dan seguridad a todos los niños, pero son especialmente necesarias para mejorar el día a día de los que padecen estos trastornos. Los calendarios anotados, planificaciones semanales, recordatorios son útiles en estos casos y más si se implica a los propios chicos en su confección.
    • Establecer momentos de descanso de las tareas y las obligaciones también es absolutamente necesario. Se planean pausas a cada rato de estudio aprovechado -hay que ser realista en el tiempo que significa ese "rato" según el tiempo que aguante concentrado, más vale poco tiempo aprovechado que mucho desperdiciado que, además, genera culpabilidad-.
    • Extinguir o reducir las conductas indeseadas con rapidez, mediante técnicas sencillas. Para la modificación de conducta es recomendable establecer límites cortos para prevenir una situación que se escape del control y buscar herramientas alternativas para evitar que se llegue a ello.
    • Centrarse en las conductas; cuando son negativas se corrige la conducta que se puede modificar. Para ello es preferible utilizar el verbo "estar" más que el verbo "ser" para referirse al niño.
    • Procurar no corregirlo en público.
    • Fomentar las habilidades sociales y no exponerlo a situaciones muy competitivas.

  • En clase:

    • Es deseable que el equipo docente esté informado de la situación y tenga unas pautas de actuación comunes. (Se puede seguir alguna guía o crear una propia junto con el departamento de orientación del centro)
    • Estar en contacto con las familias y trabajar conjuntamente.
    • Plantear la posibilidad de adaptar algunos materiales, tareas o exámenes.
    • Proporcionar y favorecer la asunción de técnicas de estudio y resolución de problemas de manera escalonada.
     Todos estas intervenciones seguro mejorarán el rendimiento y contribuirán al bienestar del niño y de todos los que lo rodean. La última cuestión, pero no menos importante, que me gustaría reseñar al respecto es la posibilidad de realizar ejercicios de atención o meditación cuya eficacia está científicamente probada. Me refiero a técnicas de Mindfulness, por ejemplo que se pueden realizar desde pequeños a través de juegos en los que se trabaja la atención y se consigue mejor capacidad de concentración, reducción del estrés y menor impulsividad.



Si te ha ayudado o te ha parecido interesante, comparte, por favor.
   

lunes, 4 de enero de 2016

APRENDIZAJE DESDE LA EXPERIENCIA

     Dándole vueltas a la necesidad de motivar a los estudiantes está claro que hay una serie de factores fundamentales. Recordamos:
  • Que el estudiante encuentre atractivo el contenido y que lo pueda relacionar con la realidad. Si el estudiante encuentra útil el trabajo que está realizando, se siente más motivado.
  • Que el alumno pueda elegir lo que quiere aprender. A pesar de que respetamos los contenidos curriculares, se pueden buscar formas de presentarlos o maneras de trabajarlos y aprenderlos muy diversas. Así dejamos que el estudiante elija la que más le conviene o le agrada.
  • Esto nos lleva a la responsabilidad, porque si el alumno elige, se responsabiliza de aquello que él ha decidido y también se siente más motivado.
  • Que el contenido se ajuste a sus capacidades, pero, además, que suponga un reto personal ayuda a que el estudiante ponga toda la carne en el asador.
  • Que el contenido esté dividido en fases que se van superando hace que el alumno lo vea como algo asequible y según va superando escalones aumenta su autoestima y las emociones positivas lo animan a ser persistente para conseguir el objetivo final.
  • Que el alumno pueda aplicar su creatividad consigue igualmente esas emociones positivas sin las cuales no existe la motivación.
     (Sobre negociación en el aula, escucha activa, emociones positivas para conseguir la motivación en el aula puedes leer más en este enlace: Claves para la tarea de educar).
    En este sentido el Aprendizaje Basado en Proyectos, el Aprendizaje Basado en Problemas y el Aprendizaje Basado en Retos son fórmulas que se recogen todos los puntos anteriores y obligan al estudiante a pasar a la acción. Aprenden haciendo.
     El Observatorio de Innovación educativa del Tecnológico de Monterrey en sus reportes Edu Trends realiza un análisis exhaustivo de estos procedimientos del que extraemos la siguiente tabla comparativa:


     Ahora esperamos vuestras opiniones. Experiencias hay varias muy interesantes. Os invitamos a que veáis algunas sobre el Aprendizaje Basado en Proyectos en este enlace. En la misma línea encontramos los proyectos específicos con TIC como el de Realidad Aumentada sobre el que podéis leer más aquí.